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- Primero, el estímulo, la conexión emocional, la motivación intrínseca necesarios para afrontar el esfuerzo que implica crear. Después, el empeño, la perseverancia activa, incluso obsesiva.
- Escuchar, leer, explorar activamente: con foco e intencionalidad, seleccionando, combinando, relacionando, extrapolando, codificando, generando…
- Trabajar el “instinto de relevancia”, la habilidad para captar lo que es relevante, para separar la información importante, para detectar la señal entre el ruido.
- Conversar: con los demás, conmigo mismo (reflexión), con el pasado (interpretando), con el presente (haciendo hipótesis), con el futuro (anticipando)
- Ingenuidad atrevida: atreverse a ser ingenuo
- Asumir riesgo: no se puede llegar a lo alto de la montaña con un pie en tierra
- Aceptar la ansiedad como aliada de la creatividad. Disposición para afrontarla
- Confianza en la capacidad de las personas en lugar de adhesión ciega a los procedimientos
- Stop al cinismo y la crítica implacable
- El tamaño afecta a la creatividad. Lo enorme genera conformismo. El mejor ambiente creativo es el de un equipo en el que todos pueden llegar a conocerse (equipo integrado, se preocupan unos de otros, menos vulnerables al miedo y ansiedad, más libres para aflorar creatividad...)
- El miedo como asesino de la creatividad, achica a la gente, hace que se desempeñe muy por debajo de su capacidad
- Concentración no sólo en los resultados, también en el proceso, en el trabajo mismo. Combinar la obsesión por los resultados (indicadores) con el miedo (látigo) sofoca la creatividad.
- Explotar el placer del trabajo, la creatividad fluye entonces más que a causa de la presión externa.