martes, 18 de septiembre de 2007

Pon un artista en tu trabajo

El programa Disonancias nos sugiere incorporar un artista a un proyecto del Centro. Hemos aceptado la propuesta y el equipo de Entornos Urbanos Sostenibles con su Laboratorio de Creatividad urbana acogerá al elegido.
Recientemente, en una presentación del programa, su director Roberto Gómez, reflexionaba sobre los resultados observados en experiencias pasadas, señalando que la diversidad que introduce el artista en la empresa es un arma de doble filo dando lugar a conflictos (en algún caso la cosa no debió acabar muy bien) o a una tensión creativa muy fructífera.

Y es que esperamos, por una parte que una visión, una forma de interactuar, trabajar, e interpretar diferentes nos aporten riqueza creativa. Pero integrar lo diferente genera tensión y conflicto. Y, al mismo tiempo, este conflicto tiene el potencial de constituir el espacio más propicio para la creación.

A mí me preguntaron cuál era la motivación que nos había llevado como empresa a participar en él: ayudarnos a trabajar las ideas.
¿Podemos ver el mundo del arte y de los artistas como fuente y catalizador de ideas? .

El mismo proceso de creación plástica es una buena metáfora del proceso de trabajar las ideas: el artista trabaja la materia para desarrollar la obra de arte. El "ideartista" trabaja las ideas para desarrollar oportunidades.

Y, por qué no? podemos aspirar también a enriquecer nuestro kit de herramientas: el análisis, la simulación, la experimentación. Probar otras herramientas que, hasta ahora, son más naturales en el mundo del arte: la representación, la recreación. Dar cabida al enfoque interpretativo.
Por ejemplo, no limitarnos a pensar que el mercado nos dirá lo que tenemos que desarrollar. Pensar también que en la interacción con usuarios, clientes, socios... pueden surgir posibilidades a partir de interpretaciones nuevas de la situación. Analizar e interpretar. Simular y representar. Experimentar y Recrear.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

El director de disonancias (Roberto Gómez) expone muy bien una preocupación que también me aparece a mí, que es la de que a veces se han dado conflictos en las empresas. Reflexionando sobre cual puede ser el posible motivo no puedo evitar pensar que un artista no es solamente una persona que quiere ser artista, sino que a mi entender es la persona que vive del arte.
Esta diferencia viene del eterno problema que aparece al querer relacionar palabras con significados. La palabra existe siempre, pero el significado existe solamente cuando existe el significado, no es fabricado por la palabra. Decir artista no es suficiente para que una persona sea un artista, además es necesario que lo sea.
En este caso tenemos el caso contrario del ejemplo de la mujer del Cesar. Si en aquel caso era:'La mujer del Cesar no sólo tiene que ser casta, sino que además tiene que aparentarlo', en este caso tenemos el caso siguiente: 'Nuestro artista no sólo tiene que aparentar serlo, sino que además tiene que serlo'.

En la teoría del lenguaje hay quien llega a decir que una persona es el lenguaje con el que se expresa en la vida. Si por lenguaje no entendemos solamente el lenguaje expresado sino que además entendemos el lenguaje mucho más completo de la acción, el lenguaje en el que se desarrolla la vida y que está formado por entornos, contextos..., pues la conclusión no puede ser otra que decidir que un artista es quien realiza una obra de arte y no quien utiliza el arte solamente como juego del lenguaje hablado.

Y volviendo con esto en la cabeza a la reflexión de Roberto Gómez sobre las experiencias pasadas, quizás resulte que se esté confundiendo un tipo de artista con el otro. Creo que las empresas que buscan creatividad han de buscar a aquellos artistas que desarrollan su actividad vital sumergidos en su obra de arte. (Sería algo así como sacarlos de ella, usarlos para exprimir la creatividad que han fabricado en el desarrollo de su obra, y volverlos a dejar creando.)

En cuanto uno se encuentra con uno de estos artistas no es necesario que te diga a qué se dedica. Si lo hiciera se le podría acusar de estar cayendo en una tautología, porque se le ve en las formas.

Si la empresa se encuentra con el otro tipo de artista, el que nunca se ha tomado una obra de arte en serio y su actividad artistica ha consistido en cooperar con empresas (no veo la diferencia con un empleado no artista que se dedica a lo mismo)poca cosa creo que pueda sacar de provecho. Tendrá una persona disfrada de artista, cuando en realidad se comportará como uno más de los empleados, puesto que el lenguaje que han hablado ambas vidas ha sido el mismo.
Aunque claro está que el resultado puede llegar a ser beneficioso, aunque sea solamente sea por efecto placebo. Uno ya conoce el poder que puede tener la asociación de ideas para el desarrollo de la motivación intrínseca. Asociar a una persona que tenemos cerca con el arte, puede hacer que nos comportemos de forma artística.

Otro tema que habría sido importante plantearse es que visión se busca. El arte siempre ha perseguido la parte estética de la realidad y su musa ha sido la belleza. Nosotros en teoría tenemos que vender utilidad (creo), y no necesariamente vinculada a la belleza. ¿Nos interesa una personalidad condicionada por la eterna persecución de lo bello (sea esto lo que sea, puesto que su ideal varía de forma histórica) o queremos alguien que oriente su creatividad hacia la utilidad?

Igual terminamos pagando el no saber librar a una 'idea' de los prejuicios que la acompañan.
¿De verás es más creativo un artista que un físico? El que diga que sí que estudio un poco la obra de Einstein, de Poincare o de Feynman.

Anónimo dijo...

No creo que un artista tenga que ser más creativo que un físio. Como dices hay casos claros de físicos muy creativos.

Pero nuestro labein no está lleno de esos. Asi que busquemos caminos para ir a otro sitio.

El inginierito pegado a suelo va bien para la ingeniería típica, aqui estamos intentando hacer algo distinto.

Y refieriéndote a Feumann como has hecho, no creo que encuentres a muchos técnicos al uso capaces de escribir una obra que se llame el Placer de Descubrir tal y como el hizo.

Yo interpreto que introducir en nuestros esquemas mentales típicos de ingenieros y similares cualquier otra visión hacia mundos distintos puede aportanor nuevas competencias que acaben como tu dices en dar valor, cada vez más valor. Quizás el descubriiento de la estética por ejemplo sea un gran potencial futuro para mucho de nuestros compañeros. Se me ocurre por ejemplo, que nosotros que tanto trabajamos con espectativas y tratamos por ello con gente capaz de disfrutar con el sueño del futuro, desarrollar estas competencias sea de gran valor para estos clientes.

Anónimo dijo...

Sí, pero entiende que Disonancias tampoco va a estar lleno de artistas que rezumen la creatividad de Juan Ramón Jiménez. Igualadas ahora las incapacidades de Labein para tener los físicos más creativos con las incapacidades de Disonancias para proporcionar los artistas más creativos, creo que lo importante es concentrarse en eliminar el prejuicio que lleva a pensar que la creatividad reside en el mundo artístico y no en cualquier otro mundo. Y no creo que ayude mucho el tópico de que el ingeniero se caracteriza por una mente cuadrada y poco creativa. Te pondría muchos ejemplos que convertirían esto en un sofisma.

Si nos concentramos en el hecho de que una persona puede cambiar la forma de ver el mundo de otras, es de esperar que este hecho se manifieste de forma recíproca, y que la persona primera también se vea afectada por la forma de ver el mundo de aquéllas a las que intenta cambiar. Por tanto quizás lo que consiga esta medida es desgastar la creatividad de los artistas al sumergirlos en ambientes tan poco creativos.

Para ver esto bien se puede aplicar la analogía de la cantidad de movimiento, donde una pequeña masa -la del artista- tiene una "velocidad creativa" elevada. Con esta gran "velocidad creativa" y con su poca masa tiene que cambiar la pequeña "velocidad creativa" de una gran masa compuesta por 300 personas no creativas. Si esta analogía estupida pero gráfica fuera cierta, yo creo que el pobre artista se detendría en seco, y las 300 personas apenas notarían el impacto.

Y otro punto, el último y termino. Como se sabe las innovaciones son sólo útiles cuando aquél que tiene que asimilar la innovación está preparado para hacerlo (el caso de Van Gogh es oportuno). ¿Hemos previsto esto a la hora de considerar esta medida aplicada a unos ingenieros son tan secos como se dice? ¿Sabrán entender y reaccionar a esto?

Anónimo dijo...

La analog�a de la cantidad de movimiento es bella desde el punto de vista est�tico, una figura ret�rica muy expresiva que ayuda con la significaci�n. Pero esas leyes tan r�gidas, rigurosas y disciplinadas que nos proporciona la dimensi�n f�sica, no tienen raz�n alguna para reclamar legitimidad en la dimensi�n psico-social, que es la que ahora se intenta comprender. Acaso pueda tenerla para convertir unas ideas que resultan excesivamente abstractas en descripciones gr�ficas, que de otra forma es lo que has pretendido, pero no pueden ir m�s all�.

La conexi�n de estas dos cosmisiones es solamente un tropo que no debe confundirnos y que no convierte la verdad que tiene al uso en una de las dimensiones (la f�sica) en verdad en la otra.

�Habr� con esto desnudado a tu razonamiento acerca de la reciprocidad de la validez que pretend�a? �Podr� ser generada la creatividad sin riesgo de que �sta se extinga en su contacto con lo no creativo?

Y adem�s �C�mo saber cu�ndo un entorno se encuentra preparado para asimilar una nueva innovaci�n? �Acaso puede existir alguna materia m�s vulnerable a la incentidumbre que es que pretende saber qu� es lo que la sociedad demanda? Por otra parte si la innovaci�n es necesaria hay que promoverla, aunque sea atravesando las penurias del error y la equivocaci�n.

Anónimo dijo...

Sí que has desnudado mi argumento, aunque como dices muy bien era solamente una analogía que no implicaba veracidad. Si me permites te voy a llamar Philonus, y también si te parece salimos al directo, que estamos aquí encerrados en el corsé de los comentarios y no tenemos acceso al cielo estrellado…